Procede de Rosellón. Unos pasaron al Ampurdán y otros al reino de Valencia. Léese que los de este linaje se llamaron primeramente Bañuls y luego Bañules. Una rama que se estableció en la villa de Javea (Alicante), conservó el apellido con su primera denominación, y de esa rama fue Miguel Bañuls y Pascual, que fue armado caballero en tiempos de Felipe IV. Tuvo este apellido su casa solar en Rosellón. Muchos linajes de este apellido probaron su nobleza en las Órdenes de Santiago, Calatrava, Alcántara, Montesa, (corporaciones nacidas para luchar contra los moros, cooperando a la Reconquista, y asegurar el orden, protegiendo a los peregrinos y desvalidos), Carlos III y San Juan de Jerusalén (es una orden religiosa militar fundada en el siglo XI); numerosas veces en las Reales Chancillería de Valladolid y Granada, en la Real Compañía de Guardias Marinas y en la Real Audiencia de Oviedo. Los de Rosellón traen por armas: De plata, con un madroño de sinople frutado de gules y puesto sobre un montículo de sinople. A su diestra una lanza de sable puesta en palo, y a su siniestra un oso, también de sable, empinado a sus ramas, comiendo el fruto. Otros traen: En sinople, cinco panelas, de oro, puestas en aspa y la del centro atravesada por una flecha. Otros: Fajado de seis piezas, tres de plata y tres de sable. El estudio del escudo heráldico familiar nos "habla" de quienes formaron el origen de la familia B., pues esa era su función, la de manifestar a los demás sus elementos diferenciales, pues la inclusión del elemento palo es la característica de los nobles de origen militar, (Palos) quiere aparentar los palos del "castrum" (campamento). Los esmaltes del arma de los B. pregonan los siguientes valores: la Plata corresponde al símbolo de la Luna, pureza, sinceridad, templanza, clemencia y amabilidad son las características espirituales de la familia, a las que hay que añadir otras como el afán de victoria y éxito y la elocuencia.
De plata, con un madroño de sinople frutado de gules y puesto sobre un montículo de sinople. A su diestra una lanza de sable puesta en palo, y a su siniestra un oso, también de sable, empinado a sus ramas, comiendo el fruto.
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