Apellido frecuente y muy repartido por España, que en ocasiones aparece escrito como San Sebastián. Procede del nombre de bautismo Sebastián, derivado del nombre personal latino de época imperial –Sebastianus-, del griego –Sebastós-, “augusto, venerable”. El nombre tuvo mucho uso en toda Europa desde los primeros siglos de la cristiandad, debido al célebre santo y mártir que fue asaeteado en el siglo III. En el área lingüística catalana se da en la forma Sebastià. Tienen los así apellidados asientos muy notables en Zaragoza, Madrid, Barcelona, Valencia, Teruel, Vizcaya, Guipúzcoa, Alicante, etc., por lo que es evidente que hubo distintas casas solares del apellido, no emparentadas entre sí. En Aragón, donde algunas familias vieron recocida su Infanzonía, tuvieron casa solar en Galve, con ramas en Teruel, Royta, Torrelacárcel y Zaragoza. De Cabezón de la Sal (Cantabria) fue Francisco Sebastián, quien en 1765 vio reconocida su hidalguía por la Real Chancillería de Valladolid. En Navarra hubo una antigua casa de Sebastián en la villa de Sangüesa, cuyos individuos vieron varias veces amparada su nobleza por la Real Audiencia de Pamplona, con ramas que pasaron a Aragón y a Espinosa de los Monteros (Burgos). José y Sebastián de Raón, naturales de Puerto Rico, probaron su nobleza para ingresar en la Orden de Santiago (1803).
Armas.- El Repertorio de Blasones de la Comunidad Hispánica” recoge para Sebastián, en primer lugar: Cuartelado. 1º y 4º: En gules, una cabeza de caballo, de plata, y 2º y 3º: En plata, una caldera, de sable.
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