Habrá que comenzar señalando que Garcés es patronímico de García. Y, al igual que este, que en tiempos fue nombre propio, acabó convirtiéndose más tarde en apellido.
El linaje tiene su origen en la villa de Tiarsilla, en el reino de Navarra, desde donde sus descendientes se fueron extendiendo primero por el reino de Aragón después pasaron por ambas Castillas hasta bajar a Andalucía, donde quedó muy bien aposentado.
Asimismo, este apellido cruzó el océano para pasar al Nuevo Mundo, encontrándose no pocos Garcés en la conquista de aquel continente.
A principios del siglo XI, floreció don Gimeno Garcés, ricohombre de Aragón que se distinguió al servicio de los reyes don Pedro I, de Aragón, y don Alfonso I, del mismo reino. Este caballero levantó una mesnada de hombres de guerra a su costa y tomó parte muy activa en la conquista de Barbastro, en el año 1.101, y en la de Mequinenza, en el año 1.133.
Zurita, en sus “Anales de Aragón”, lo cita diciendo de él que: “fue muy señalado en esta guerra y en la toma deste lugar, el esfuerzo y grande valentía de tres caballeros aragoneses, que se llamaban Pedro de Biota, que era adalid del rey, e Iñigo Fortuñón y Gimén Garcés, a los cuales el rey hizo merced del Castillo y la Villa de Nonaspe, en la ribera de Matarraña”.
Años más tarde, uno de los descendientes del anterior, Diego Garcés de Marsilla, se distinguió por su valor en la batalla de las Navas de Tolosa y en memoria de dicho encuentro con los moros, añadió las aspas a sus armas.
En lo que se refiere al Nuevo Mundo, entre aquellos que acompañaron a Pedro de Valdivia en la conquista de Chile, se encontraba Juan Garcés de Saldaña que una vez dominada la resistencia de los araucanos, estableció casa en Santiago fundando familia, de la que tuvo numerosa descendencia.
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