Aparece en crónicas e historias de la antigüedad como el fundador y progenitor de este linaje, Sancho Muñoz de Teruel, descendiente de noble familia aragonesa que por su apellido Muñoz, al que unió el de Teruel por haber tomado parte en la conquista de la ciudad del mismo nombre y figurar entre sus primeros pobladores.
La tradición cuenta que durante el sitio de Teruel, en una noche tempestuosa y guiado milagrosamente por un toro y una estrella, dio vueltas a la muralla el referido Sancho, y al observar que flaqueaba en una de sus partes, la embistió con la gente que llevaba, peleando bravamente hasta conseguir apoderarse de la ciudad. Otra versión de la misma leyenda añade que ya puestos en fuga los moros por aquellos valientes, éstos procedieron a reedificarla en el mismo lugar en que permanecían sus ruinas (y no en otro distinto como también se lee) por haber hallado un toro que empezó a bramar luego que les vio, y sobre todo una estrella, lo que tuvieron por feliz augurio.
Los escritores que recogen esa tradición la tienen por falsa. Es evidente que no hay en ella nada que acredite su certeza. No obstante, debió ser aceptada y mantenida durante muchos años con excesiva y cándida credulidad, puesto que uno de los cuarteles del escudo de armas de Teruel contiene, como únicas piezas, al toro surmontado de la estrella, en alusión, sin duda, a los hechas que la tradición refiere.
Otras noticias de mas pronunciado carácter histórico, aunque ya muy difíciles de comprobar por los tiempos tan lejanos a que se remontan, afirman que el mencionado Sancho Muñoz de Teruel, fundador de este linaje, tuvo un hijo llamado Sancho Sánchez de Teruel, que sirvió al Rey de Castilla Alfonso VIII (llamado por algunos historiadores Alfonso IX) en la conquista de la ciudad de Cuenca en 1177, y que ese segundo Sancho, andando los tiempos, fueron descendientes Juan Teruel, Rodrigo Teruel, Alfonso Teruel u otros destacados varones de este linaje.
Alfonso Teruel floreció en el reinado de don Juan II y fue Caballero de Santiago. Casó con doña Margarita de Albielos y procrearon a Juan Rodríguez de Teruel, que contrajo matrimonio con doña Ana Antolínez, naciendo de esta unión, entre hijos, Luís de Teruel, que casó dos veces y tuvo sucesión dilatada, que hay autores que la elevan, posiblemente exagerándola, hasta treinta y siete hijos, entre varones y hembras.
Lo cierto es que fueron muchas ramas de este linaje, distinguiéndose las que se establecieron en Úbeda, Baeza, Granada, Lorca y Vélez Rubio.
A la de la ciudad de Lorca (Murcia), perteneció el célebre Capitán Ginés de Teruel, natural de Lorca, que sirvió al Emperador Carlos V con extraordinario valor y notoria lealtad en muchas de sus mas importantes empresas militares. Dicho Monarca le premió armándole Caballero de la Espuela Dorada y autorizándole para acrecentar su escudo de armas.
Los Teruel de Lorca fueron siempre tenidos por buenos hijosdalgo y ejercieron en la ciudad los empleos honoríficos. muchos de ellos figuran apellidados López Teruel en los patrones municipales y otros documentos.
Armas:
1-Escudo cuartelado: 1º y 4º, en campo de gules, un árbol de oro, un toro del mismo metal, parado y arrimado a su tronco, y sobre sus cuernos una estrella de plata; 2º y 3º, en campo de oro, una cruz de Calatrava, de gules.
Los cuarteles primero y cuarto de este escudo contienen las armas de la ciudad de Teruel, el toro y la estrella, en alusión, sin duda, al milagroso suceso que refiere la tradición transcrita en anteriores líneas, y que, a pesar de que por falsa la tienen los autores que de ella hacen eco, mantienen viva los blasones de la ciudad de Teruel y del linaje del mismo nombre.
2-Otros traen: En campo de plata, cinco losanges, de sable, puestos en cruz.
3-En el Real privilegio del Emperador Carlos V, autorizando al Capitán Ginés de Teruel, para acrecentar sus armas, se dice que las antiguas eran: Escudo partido: 1º, en campo de oro, cinco hojas de higuera , de sinople, puestas en sotuer; y 2º, en campo de plata, tres barras de gules, en su verdadera acepción heráldica, y no bandas como algunos las pintas.
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