SAMARA: LA PROTEGIDA POR DIOS.
Es éste un nombre de origen remotísimo, que hunde sus raíces en la toponimia bíblica y extiende sus ramas especialmente en la toponimia rusa. Es difícil precisar su significado, pero perteneciendo al radical hebreo Shamar, cae en el área de "guardar", "custodiar", "ocultar", con lo que vienen a ser la discreción, la prudencia, el ahorro, la previsión, las virtudes ocultas de este nombre, que recuerda por su sonoridad y belleza a Tamara (del árabe tamr = dátiles, los dulces dátiles). Estos nombres de culturas tan distintas a la nuestra, encienden la imaginación oriental con todo su colorido, esplendor y sensualidad.
Samaraím (el plural hebreo de Samara) es la forma más antigua que se registra de este nombre. Corresponde al de una ciudad de la tribu de Benjamín. En el libro de Josué 18, 22 en que se relaciona minuciosamente el reparto de tierras ganadas a los filisteos, queda situada entre Beth Arabá y Bethel; situada por tanto en el territorio oriental de la tribu. No se sabe con exactitud dónde estuvo emplazada, pero creen unos que en el mismo valle del Jordán, en el Arabáh; otros en el hoy llamado monte Semerón, que en el texto bíblico se llama también Samaraím. Pero los arqueólogos se inclinan a creer que coincide con la actual ciudad de es-Sumrah, al norte de Jericó.
En la forma de Samara existe una pequeña isla en el litoral de Costa Rica, en el océano Pacífico, al NO. de la península de Nicoya, al N. del Morro Hermoso. Pero donde con mayor esplendor luce el nombre de Samara es en Rusia: Así se llama una bella región rusa, bañada por el río del mismo nombre. Es éste un afluente izquierdo del Volga. Justo en la confluencia de ambos ríos está construida la ciudad que con su correspondiente territorio tiene una superficie de 104.013 km2. El río más importante de la ciudad de Samara es naturalmente el Volga. La belleza de esta región, una extensa llanura fertilísima, estriba en la confluencia de ríos. Ahí desembocan en el Volga no sólo el Samara, sino también el Irguis el Cheremscan y el Maina. El clima es continental riguroso: la temperatura media anual es de cinco grados. La región tiene condiciones óptimas para la explotación agrícola y ganadera, que constituyen su más importante fuente de riqueza. Como ganadería diferencial tienen la de caballos y camellos. La ciudad es el punto de partida de las grandes rutas hacia Siberia y Asia Menor. Por este motivo fue construida Samara como una fortaleza contra las invasiones de los bashkires y calmucos en 1591. En 1798 fueron trasladados los cosacos a la línea de Orenburg y se destruyeron las fortificaciones de la ciudad. Samara, en una encrucijada tan importante, sufrió ataques e incendios, pero resistió.
Hay que citar también al compositor griego Spiro Samara (1861-1916). De padre griego y madre inglesa, se formó en Atenas y en París, donde empezó a estrenar sus óperas. Su mayor éxito lo tuvo en Milán con la ópera Flora mirábilis. Tienen las Samaras sobrados motivos para estar orgullosas de su nombre, lleno de historia, de belleza, de riqueza y de ingenio. ¡Felicidades!
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