Antes de existir la actual villa de La Gudiña, que según referencias muy antiguas, comenzó llamándose “Godiña” (pueblo de Godos) ya que en sus cercanías, estuvieron asentados, varios pueblos procedentes del norte de Europa.
Después de los suevos, alanos y vándalos, quienes a las ordenes del rey Frumario, asolaron en sangrientas luchas, la mayor parte del norte de España, llegando hasta sus confines, con el mar océano, allá por los años 430 al 435.
Existían otros tres núcleos de poblacion, uno en la parte norte y que hoy se denomina “ A Cunlleira” ya que comenzó llamándose “ A coelleira” debido al gran numero de leporidos de esta especie, que habia en aquella zona, poblada entonces por robles y gran cantidad de maleza, que estaba situada a la derecha del camino, que desde el Castro subía a la Madorra, en donde existe el cementerio Celta, con varias mamoas cónicas, que cubrían cámaras sepulcrales.
El segundo poblado llamada “ O Seixo”, estaba a la izquierda del camino, que conducía a las calderas del Val da Cal, conocida como “Petada”.
El tercero y mas importante y con mas habitantes que los anteriores, estaba situado al sur-oeste, en donde comienzan los viñedos de La Ribeira, por el camino de abajo, ya que el de arriba fue hecho, muy posteriormente, para sacar el mineral de un yacimiento de estaño, situado en lo alto del cerro, conocido como “O Buraco dos Mouros” y que fue explotado por los romanos, al mismo tiempo que lo hacían en las minas de Barja, Pentes y otras del valle del Tamega y Lusitania.
La Gudiña, tuvo la concesión de su escudo, con motivo de haber pernoctado, en dicha villa, el dia 15 de junio de 1.506, el Rey D. Felipe El Hermoso y su esposa Dñª. Juana, que habían desembarcado en La Coruña, con el fin de entrevistarse con su suegro el Rey Dn. Fernando “El Catolico”, que salio desde Valladolid a su encuentro con tal motivo y se celebro la entrevista en la Alqueria del Rensal, cerca de Puebla de Sanabria, el dia 20 del mencionado mes.
Dicha entrevista fue preparada por el cardenal Cisneros, que durmio en Villaza, en el valle de Monterrey y los dias 14 y 15 en La Gudiña y paso la noche del dia 16 en Santigoso, ayuntamiento de La Mezquita, ese mismo dia el Rey y su esposa lo hicieron en el meson que habia en la curva de La Canda, por encima de Villavieja, conocida como ' El Meson' Escudo primitivo de La Gudiña
Por tan buen trato y excelente comportamiento, por parte de los habitantes de La Gudiña, que acudieron en masa para recibir a los monarcas, estos concedieron en Cedula Real, el uso de un escudo que tendria que llevar la '“Corona Real'.
El escudo consistía al comenzarse a usar, un blasón dividido en dos mitades y en su angulo inferior el triangulo. En la mitad izquierda, llevaría la cabeza de un santo, con el aro de corona sobre ella y dos palmas cruzadas, que significaban el martirio de San Francisco, quemado en Japón.
En la mitad derecha, tendría la cabeza de otro santo, también con corona de aro y la figura de una loba rampante, que significaba el milagro, en que dicha fiera, arranco del costado del Santo, un tumor maligno que sufría, cuando por misma madre fue abandonado en una choza, a las afueras del lugar, ya que así se lo habian ordenado las autoridades, debido a la peste que solaba la comarca y se habia dado orden para que todos los enfermos, aquejados de este mal, tenían que ser abandonados, por los montes y caminos, no queriéndolos enterrar nadie a su muerte, quedando a merced de las fieras y aves de rapiña, que tanto abundaban en los montes lindantes.
Este tipo de peste que hasta entonces era desconocida para los médicos, no era que el cólera, que tanto diezmo a la poblacion española, durante la edad Media. B
En el angulo inferior del escudo, había una portada de doble hoja en su interior, con sus puertas abiertas y una capilla.
Sin duda alguna, querría significar “La puerta de Galicia” por un lado y por el otro, o bien, la capilla en donde oraban los peregrinos, que pasaban en dirección a Santiago de Compostela. aunque también podría significar la capilla de San Roque o San Lázaro, ya que en aquellas fechas, era muy corriente encontrar.
Las mencionadas capillas, una a la entrada y otra a la salida de los pueblos, situados en las calzadas romanas, o en los caminos Reales, dedicadas a estos santos, como abogados de las enfermedades, tales como la peste y los tumores malignos.
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