Este apellido es muy extendido en la península con numerosas casas solariegas. Apareció inicialmente desde el siglo XI al XIV, particularmente en la embajada que envió Alfonso II al emperador Carlomagno en Aquisgran, formando parte de las tropas de escolta que transladaron la noticia de la recuperación de Lisboa el año 798.
Armas: En gules, un león rampante, fajado de oro y azur.
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