Este apellido es muy extendido en la península con numerosas casas solariegas.
Apareció inicialmente desde el siglo XI al XIV, particularmente en la escolta del rey de Castilla, D. Fernando el Santo, que se entrevistó con su madre en 1245 en un lugar llamado Pozuelo donde luego se fundó Ciudad Real. Las referencias de esta familia parecen precisarse con más frecuencia desde el siglo XV al XIX en especial los hechos de la negociación con los franceses del Tratado de los Pirineos el 7 de Noviembre de 1659, y en especial en la exacta delimitación de la frontera con Cataluña y Francia.
Son sus armas: En gules, una colmena de oro, sumada de un lirio del mismo metal y, encima de él, una abeja libando el jugo de la flor.
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