Antiguo apellido castellano de origen patronímico (también escrito “de Pablos”), poco frecuente como “de Pablo” (lo es más como Pablo o Pablos) y repartido por España, si bien es recurrente en Castilla-León y en la Comunidad de Madrid, siendo notable su presencia en Vizcaya, Barcelona, Valencia y algunas provincias andaluzas. Procede del cognomem latino Paulus, derivado del adjetivo paulus, -a, um, “pequeño, débil”, nombre popularizado en toda la cristiandad por san Pablo de Tarso, el apóstol de los gentiles, llamado Saulo antes de su conversión. Hubo distintas casas solares de este apellido, no emparentadas entre sí.
Ante la Real Chancillería de Valladolid probaron su nobleza: Francisco de Pablo, vecino de Lamedoa, jurisdicción de Valdeorras (Orense), en 1728; José de Pablo, vecino de Peñacastillo (Cantabria), en 1772; Tomás de Pablo, vecino de Cárdenas (La Rioja), en 1816, e Hilario de Pablo de Herrera, vecino de Herrera. Igual reconocimiento de nobleza obtuvieron ante la Real Chancillería de Granada, entre otros: Lucio de Pablo Blanco, nacido en Villavelayo y vecino de Málaga, en 1829; Matías de Pablo Blanco y Gómez, nacido en Burgos y vecino de Andújar (Jaén), en 1800, y Paulino de Pablo Herrera y Pérez, vecino de Zafra (Badajoz), en 1806.
Armas.- El “Repertorio de Blasones de la Comunidad Hispánica” recoge para (de) Pablo, en primer lugar: En oro, una cruz paté, de gules, acompañada de cuatro panelas, de sinople.
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