La familia que lleva esta apellido D. desciende de la muy noble y esclarecida que tiene su orígen en la villa de Barace, en el obispado de Sahona, república de Génova, en cuyo punto desde tiempo inmemorial desempeñaron los caballeros de este linaje los mas honoríficos cargos como descendientes de la mas esclarecida nobleza, siendo por lo tanto priores del consejo, oficiales del pósito, fieles ejecutores, síndicos y capitanes de su milicia. Por los años de 1600 uno de los hijos de este noble linaje genovés vino a España y establecióse en la ciudad de Alicante, de donde sus descendientes pasaron a la de Murcia, donde fueron recibidos en el estado de hijos-dalgo por serlo no solo de sangre, sino de casa y solar conocidos; y como tales desempeñaron los cargos correspondientes, obteniendo una regiduría perpétua que poseia en 1738 Don Mateo D., como nieto de Don Francisco D., ambos descendientes por línea de varón de la ilustre familia de este apellido, oriunda de Barace, asi como el capitan Don Juan Francisco D., que sirvió como alférez en Flandes en los ejércitos de Felipe IV, siendo despues jurado y capitan comandante de las milicias de Murcia, distinguiéndose en la defensa de dicha ciudad. Los ilustres hijos de este linage, cuya sucesion fué dilatada, fundaron en Murcia mayorazgos, los cuales por estincion de la línea masculina recayeron en la posesion de la casa de Zamora, que aun los conserva. El estudio del escudo heráldico familiar nos "habla" de quienes formaron el origen de la familia D., pues esa era su función, la de manifestar a los demás sus elementos diferenciales, pues la inclusión del elemento león , que es la más noble de las figuras junto con el águila, significa que el origen familiar es muy antiguo o del Reino de León o de Inglaterra, generalmente podríamos pensar que los poseedores de tal símbolo estaban emparentados de alguna forma con la realeza. Los esmaltes del arma de los D. pregonan los siguientes valores: el Azur corresponde al símbolo del agua, de la continuidad de la vida, es un color de nobleza, belleza, castidad y fidelidad, además otras virtudes caracterizaban a la familia, tales como la abundancia económica, la perseverancia, la suerte, la fama y el afán de victoria.
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