Este apellido es muy extendido en la penísula con numerosas casas solariegas. Por referencias de historiadores de la época y otras averiguadas por Araldis en los archivos registrales de ciudades y otros privados, podríamos afirmar, pero no asegurar, que este escudo u otro muy similar a él, apareció inicialmente desde el siglo XI al XIV, particularmente en la repoblación de Castilla del siglo XII, siendo una de las 100 familias que se les otorgó la zona de Segovia. Las referencias de esta familia parecen precisarse con más frecuencia desde el siglo XV al XIX en especial los hechos de la fundación de Monterrey, siendo uno de los 25 hombres que D. Francisco de Ibarra, natural de Durango y gobernador de Nueva Vizcaya, envió al norte de Nueva España (Méjico). Todo ello parece coincidir con la memoria familiar de algunos de los miembros de la rama de la familia Buenaventura.
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