Este apellido es muy extendido en la penísula con numerosas casas solariegas. Por referencias de historiadores de la época, podríamos afirmar, pero no asegurar, que este escudo u otro muy similar a él, apareció inicialmente desde el siglo XI al XIV, particularmente en la corte del rey Teobaldo de Champagne, hijo de Blanca de Navarra y sobrino de Sancho el Fuerte, formando parte del servicio personal y guardia privada desde 1234 a 1240. Las referencias de esta familia parecen precisarse con más frecuencia desde el siglo XV al XIX en especial los hechos de la consolidación de la conquista americana, siendo secretario de Don Francisco de Ibarra que el 24 de Julio de 1562 fué nombrado Adelantado y Gobernador de Nueva Vizcaya. Todo ello parece coincidir con la memoria familiar de algunos de los miembros de la rama de la familia Barrujano. Son sus armas: En plata, una caldera de sable, pendiente de una cadena de azur y puesta sobre una hoguera; partido también de plata, con dos lobos de sable, uno sobre otro. El estudio del escudo heráldico familiar nos "habla" de quienes formaron el origen de la familia B., pues esa era su función, la de manifestar a los demás sus elementos diferenciales, pues la inclusión del elemento caldera es el símbolo de la grandeza. Las copas, jarros y calderas, así como otras vasijas que servían para el manejo de vituallas, eran antiguamente la marca de ricohome en España. Viene su origen del pendón y calderas que entregaban los Reyes a aquellos magnates que consideraban Grandes del Reino, teniendo entre sus facultades privativas, la de levantar y sostener tropas a sus expensas. Los esmaltes del arma de los B. pregonan los siguientes valores: la Plata corresponde al símbolo de la Luna, pureza, sinceridad, templanza, clemencia y amabilidad son las características espirituales de la familia, a las que hay que añadir otras como el afán de victoria y éxito y la elocuencia.
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