Hubo en la ciudad de Soria doce linages antiquísimos, troncales, de caballeros hijos-dalgo notorios, los cuales fueron tanto, segun escribe el licenciado Mosquera, que no se sabe haya cosa en España que mas sea, acreditando mucho esta cualidad las singulares grandezas de que gozaron, así como los especiales privilegios que les fueron concedidos. El principio y orígen de estos linages se esconden en la noche de los tiempos, de modo que su antigüedad y nobleza son notorias por tradicion, circunstancia que segun los mas acreditados autores añade nuevos quilates al lustre y esplendor de los linages. Eran estos doce linages enteramente iguales entre sí, de suerte que en las juntas, deliberaciones y en todos los actos a que concurrian, no habia entre ellos primero ni segundo, mayor ni menor, teniendo para ello competente ejecutoria que así lo disponia, y en cumplimiento de la cual colocaban sus escudos de armas en forma de rueda, y se les nombraba indistintamente empezando sin órden por cualquiera de ellos. La tradicion mas antigua que se encuentra sobre la institucion en corporacion de estos referidos linages es que, cuando Fortun López fué a poblar a Soria, llevó consigo gente nobilísima y deudos muy cercanos del Cid, los cuales unidos con los nobles que ya habitaban en el pueblo, formaron, por decirlo así, la asociacion de las doce casas, cuyos jefes se impusieron el deber de presentarse como igual número de caudillos o capitanes.
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