EL ORIGEN DE URPI
Una madrugada, “mama Killa” (mamá Luna) soñaba con la sonrisa tierna de una niña, cuyas alas fuertes la harían llegar hasta los “Apus” (cerros protectores)
Mama Killa dormía y las estrellitas danzaban al son de un huayno, zapateando sobre las nubes. Hacían rondas y se reían cantando a carcajadas.
El mar gozaba siendo el espejo de las estrellas, de las comparsas y las wifalas, mientras el viento soplaba lento por el peso del eco mágico del canto del cielo.
-“Witrkuy Killa”- guiñó la luna al despertarse y vio a cada estrella bailando, escuchó la alegría y abrió sus brazos cuando bostezaba.
El aliento de mamá Killa llegó al mar en un beso, -“muchanakuy, muchanakuy”- repetían las estrellas: ¡El Mar y la Luna se besaron!
-“Muchanakuy, muchanakuy”- empezó a cantar “Taita Inti” (Padre Sol) escondido entre las nubes. -Entibiaré la arena para regalársela al Mar- pensaba. Y la arena se entibió, se calentó, empezó a hervir.
Entonces, el Mar y la Luna se unieron en la espuma fresca, brisa salada, granos plateados y llenaron toda la orilla. Y de esa orilla fresca de arena mágica empezó a surgir un pico, una cabecita redonda y un par de alas fuertes: era Urpi. Había nacido la Paloma.
Taita Inti que ya brillaba, dijo: -Se aman- Y las estrellitas siguieron bailando.
María Luisa Madrid
(Diciembre 2007)
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