Apóstol, pues, significa lo mismo que «enviado»; y como nos informa San Jerónimo, es un término o concepto de los hebreos que en el idioma de ellos suena SILAS, esto es, un hombre al que se aplica el nombre «ENVIADO», del verbo “enviar”.3 Así se lee también en Juan cap. 9 (v. 7): «Ve y lávate en el estanque de Siloé (que traducido es, Enviado) «; e Isaías, conocedor de este significado oculto, dice en el cap. 7: «Este pueblo desechó las aguas de Siloé, que corren mansamente».4 Pero ya en Génesis 49 (v. 10) leemos: «Hasta que venga Siloh», lo que Jerónimo tradujo con: «El que debe ser enviado». Es al parecer a base de este texto que Pablo llama a Cristo «apóstol», es decir, un Silas, en su carta a los Hebreos (He. 3:1)
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