Se trata de un linaje muy noble y antiguo de Aragón, donde, desde muy lejanos tiempos, sus hijos tuvieron siempre la calidad de hijosdalgo con las preeminencias y privilegios dignos de su alta alcurnia.
Desde los primeros años de la Reconquista, los caballeros de este linaje se distinguieron en la lucha contra los moros. De padres a hijos se pasaba la antorcha de esta pelea, que no cesaba.
Sobre todo, esta continua brega guerrera, se cifraba en los moros de Valencia, con los que permanecían en una lucha que parecía no tener fin. Una y otra vez, los Salanova llevaban sus mesnadas a este reino y era la batalla continua entre las huestes cristianas y las sarracenas.
Cuando el rey de Aragón decidió emprender la conquista del Reino de Valencia, el que, por aquella época, era el jefe de los Salanova y que llevaba años luchando contra los moros de aquel reino, se apresuró a presentarse ante el soberano para ofrecerle su ayuda, llevando con él a sus hijos, más treinta jinetes cuyas soldadas pagaba él de su propio bolsillo y, por si era poco, hizo una leva entre sus vasallos para incrementar sus fuerzas, ofreciendo al rey un cuerpo de guerreros que le fue muy útil en la lucha. Apenas terminada la campaña de Valencia, don Jaime I emprendió la del reino de Murcia, que por algo le llamaban “el Conquistador”, y allí estaban con él los del linaje Salanova, con sus mesnaderos, dispuestos a emprender la nueva empresa, lo que así hicieron y con tal ánimo que en la primera embestida don Pedro Salanova, ayudado únicamente por sus hijos, no sólo venció a un escuadrón de moros, sino que hizo más de treinta prisioneros que prefirieron entregarse antes de morir ante la furia de aquellos esforzados guerreros.
En el año 1.294, estando el rey don Jaime II en Barcelona, no tuvo la menor duda en nombrar Justicia del Reino de Aragón a Gimeno Salanova y hay que tener en cuenta que este cargo era por aquella época el más elevado del reino.
ARMAS:
Escudo de oro, un castillo sumado de un león rampante
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