Antiguo apellido de origen castellano, poco frecuente y registrado sobre todo en las provincias y Comunidades de Madrid, Zamora, Cantabria, Vizcaya, Valladolid y Barcelona; asientos menores encontramos en las de Guipúzcoa, Cádiz, Sevilla, Asturias, La Coruña, León, Málaga y Palencia, entre otras.
Procede este apellido de apodos relacionados con el sustantivo castellano manteca, del latín mantica, “grasa de los animales, especialmente del cerdo”; dichos apodos fueron aplicados a individuos que comerciaban con manteca, o que se relacionaban con la misma de alguna manera. Hubo, por tanto, distintas casas del apellido, no emparentadas entre sí, algunas de las cuales alcanzaron la nobleza.
Así, ante la Real Chancillería de Valladolid probó su nobleza, ya en el año 1592, el caballero Andrés Sainz Manteca, vecino de Socuéllamos (Ciudad Real); en el año 1776 obtuvo igual reconocimiento, Eusebio Saínz de Manteca, vecino de Villaviciosa y Reoyos (Asturias), y en el año 1793 lo hizo, Francisco Antonio Manteca, vecino de Pesquera (Cantabria).
Los antes citados, Andrés Saínz de Manteca y Eusebio Saínz de Manteca, también vieron reconocida su nobleza por la Real Chancillería de Granada, en 1594 y 1807, respectivamente.
Armas.- El “Repertorio de Blasones de la Comunidad Hispánica” recoge para Manteca: En campo de gules, dos espadas, de oro, una alterada, y puestas en palo.
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