Antiguo apellido, relativamente frecuente y repartido por toda España, procedente de apodos nacidos de la voz castellana mancebo (del latín vulgar mancipus, “esclavo”).
La voz tuvo varias acepciones: en los siglos X y XI significaba todavía “esclavo”, “criado”, como en latín, aunque posteriormente también pasó a tener el sentido de “mozo de pocos años”, “muchacho joven y soltero”, “oficial en algún arte u oficio”.
Hubo, por tanto, antiguas casas de este apellido, no emparentadas entre sí, teniéndose por las más antiguas las que florecieron en Galicia, León, Montaña de Santander (Cantabria y Burgos), Asturias y Aragón. Así, por ejemplo, en Aragón, según el censo aragonés del año 1495, había casas de este apellido en Aranda de Moncayo, Molinos, Calcena, Torrellas, Castejón de Valdesaja, Sangarrén, etc.
Probaron su nobleza e hidalguía ante la Real Chancillería de Valladolid, entre otros portadores de este apellido: Juan Mancebo, vecino de Canalejas (León), en 1576; José Mancebo, vecino de Lerones (Cantabria), en 1722; Alonso Mancebo, vecino de Taranilla (León), en 1834, y Alonso Mancebo, vecino de Puebla de Lillo (León), en 1766. Algunas familias adoptaron los apellidos compuestos Mancebo de Liébana o Mancebo de Rivera.
Armas.- El “Repertorio de Blasones de la Comunidad Hispánica”, tomo M-R, página 1075, recoge para Mancebo, en primer lugar: En campo de plata, cuatro barras de azur. Bordura de plata, con siete armiños de sable.
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