El origen del apellido Grados se pierde en el tiempo. No es originario de España pero encontró abrigo en ese reino donde anida el mayor número de personas así apellidadas.

Los primeros en usar los apellidos fueron los romanos y en tiempos de ese imperio se habría generado como un derivado latino religioso empleado por los primeros cristianos afincados en algún lugar de ese imperio. No se puede precisar la ubicación de ese origen. No se puede afirmar si fue en Germania o Galia o Iberia o en Roma propiamente dicho.

Lo que sí se puede decir con confianza es que siendo un derivado religioso en idioma Latín su primer antecesor pudo haber sido la frase Deo Gratias empleado en nuestros días con menos frecuencia. Con el paso de los años la ley del menor esfuerzo impuso sus rigores acortando ese nombre o adoptando la forma de pronunciar de cada comarca a la cual llegó.

El original apellido pasó por Gratia, Gradeo, Grato, Gradeus, Gradeutz, Grado y otras formas encontradas de este apellido. Por coincidencia una pequeña o insignificante isla griega se llama Gradus.

Pero la acepción castellana del apellido emerge de Asturias como Grado. Ese nombre tomó una villa a la que se le confirió un escudo real en tiempos remotos. La pluralización del apellido tiene la esencia del gentilicio pues las personas de otras villas se referían a los Grado como "los Grados" y con ello el apellido adquirió su expresión que sirve de común denominador.

Buen número de personas que llevan el apellido Grados son del Perú y México.