En la antigua Merindad de Uribe, del partido judicial de Durango (Vizcaya). Otra casa del mismo apellido hubo en la villa de Legorreta, del partido judicial de Tolosa (Guipúzcoa). También hubo casas de G. en Navarra, en la villa de Bacaicoa, del partido judicial de Pamplona, y de ella procedió Martincho de G., vecino y natural de la citada villa, que disfrutó de todos los privilegios de los nobles. En el año de 1776 comparecieron ante la Real Audiencia de Pamplona: Juan de G., vecino de Satrústegui (villa también de Navarra), por sí, y Juan José de G., su hijo; Juan Martín de G., por sí, y Martín, Juan, Matías e Ignacio de G., sus hijos; Juan Esteban de G., por sí, y Juan, Esteban, Francisco Javier y José de G., sus hijos y Miguel de G., por sí, y Pedro y Esteban de G., sus hijos, los cuales manifestaron que eran descendientes del citado Martincho de G., su séptimo abuelo y que les correspondía la misma nobleza de que aquél disfrutó. Obtuvieron sentencia favorable.
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