Todos tenemos la libertad, tanto de disfrutar del gusto por un nombre determinado, como la potestad de asignarle a nuestros hijos un nombre que nos parezca bonito, estético, interesante, significativo, etc.; sin embargo, considero que en un país de habla castellana, con tantos nombres hermosos, con etimologías originales y significados históricos profundamente interesantes para nuestra identidad cultural, podríamos optar, en lugar de "Etienne", por "Esteban", "Coronado", "Laureado".Así podríamos evitar ser petulantes, al aparentar una sofisticación de costumbres, que más que candidez, parece más bien un esnobismo.
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