Este apellido es muy extendido en la penísula con numerosas casas solariegas. Por referencias de historiadores de la época, podríamos afirmar, pero no asegurar, que este escudo u otro muy similar a él, apareció inicialmente desde el siglo XI al XIV, particularmente en la delegación que a primeros del siglo XIII, el rey Sancho de Navarra envió al rey de Inglaterra Juan Sin Tierra, formando parte de las tropas de escolta. Las referencias de esta familia parecen precisarse con más frecuencia desde el siglo XV al XIX en especial los hechos de la negociación con los franceses en el Tratado de la "Devolución" de los Países Bajos a Francia en 1662, reinando Felipe IV.
Son sus armas: En azur, un losange hueco, de plata, cargado de cuatro roeles de azur, uno en cada ángulo, y de cuatro armiños de sable, y en su interior, de otro losange más pequeño, de oro, con un árbol de sinople y dos lobos de sable, armados y lampasados de gules, empinados al tronco. El estudio del escudo heráldico familiar nos "habla" de quienes formaron el origen de la familia E., pues esa era su función, la de manifestar a los demás sus elementos diferenciales, pues la inclusión del elemento armiños simbolizan pureza y fidelidad puestas al servicio del Príncipe. Los esmaltes del arma de los E. pregonan los siguientes valores: el Azur corresponde al símbolo del agua, de la continuidad de la vida, es un color de nobleza, belleza, castidad y fidelidad, además otras virtudes caracterizaban a la familia, tales como la abundancia económica, la perseverancia, la suerte, la fama y el afán de victoria.
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