Apellido asturiano de origen toponímico, muy poco frecuente como “de Labra” (forma antigua de escritura del mismo), con algunas casas en Madrid, Pontevedra, Granada, Cádiz, A Coruña, Barcelona, etc. Mucho más frecuente es con la forma de escritura Labra, radicada, sobre todo, en Asturias, donde viven dos tercios de las familias hoy así apellidadas. Tuvo su origen en el lugar llamado La Labra, perteneciente al municipio de Cangas de Onís (Asturias), cuyo nombre tomaron individuos que eran originarios de dicho lugar, según fue costumbre en la Edad Media para indicar así su origen geográfico.
El topónimo Labra, según indica el filólogo Gutierre Tibón, deriva del verbo –labrar-, con el significado de “tierra arada, barbechada y dispuesta para la siembra”. Antiguas casas del apellido Labra hubo en Valladolid (1589), Arcentales (1597, Vizcaya), Cangas de Onís (Asturias), Oviedo (Asturias), Parres (Asturias), etc. Pasó a México, Chile y Filipinas. En Francia, al menos desde el s. XVII, se documenta la presencia de familias de este mismo apellido. Ante la Real Chancillería de Valladolid probaron su hidalguía: Gonzalo de Labra Tellería, vecino de Belorado (Burgos), en 1602, y Juan Fernández de Labra, vecino de Ribadesella (Asturias), en 1620.
Armas.- Las primitivas, recogidas en primer lugar por el “Repertorio de Blasones de la Comunidad Hispánica”, fueron: En sinople, un caballero jinete (de plata), armado con una lanza que hinca en una gran serpiente (de oro).
|