Este apellido aparece escrito, como Sota o “de la Sota”, siendo la segunda la forma antigua y correcta de escritura. Como en tanto otros apellidos, con el tiempo algunas familias prescindieron de la preposición “de” y del artículo “la”, generalmente por simple comodidad de escritura. Hoy día tienen los de la Sota sus principales asientos en Vizcaya, Cantabria y Madrid, con alguna presencia en Guipúzcoa, Álava, La Rioja, Zaragoza, Barcelona, Burgos, Baleares, Zamora, etc.
Coinciden los tratadistas en afirmar el origen cántabro de este apellido, con antiguas casas en el Valle de Piélagos, en Torrelavega y en Reinosa, desde donde sus ramas pasaron al resto de España. Así, Manuel Francisco de la Sota, natural de Arce del Hal. (Valle de Piélagos, Cantabria), vecino de Granada y hacendado en Ogíjares de la Vega (Granada), probó su hidalguía, en 1771, ante la Real Chancillería de Granada. Con anterioridad, desde el siglo XVI, habían hecho la misma probanza de hidalguía ante la Real Chancillería de Valladolid individuos apellidados “de la Sota”, originarios de las casas primitivas antes citadas. Por otra parte, los “de la Sota” probaron su nobleza para su ingreso en las antiguas órdenes militares: Alcántara (s. XVIII), Calatrava (s. XVIII), Santiago (s. XIX), etc.
Armas.- Unos de la Sota: Partido. 1º, en sinople, un castillo de plata, aclarado de azur y rodeado de las palabras “Ave María Gratia Plena”, en letras de oro. 2º, en oro, un arbusto de sinople, y un lobo de sable, armado y lampasado de gules, empinado al tronco.
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