Muy antiguo apellido castellano, relativamente frecuente y registrado, indistintamente, como Frutos y De Frutos, procedente del latín –fructus-, “fruto”. Fue el nombre de un santo y mártir español del siglo VII, patrón de Segovia y conocido como Frutos de Duratón, porque distribuyó su fortuna entre los pobres y se retiró al monte, viviendo en la peña llamada Hoz de Duratón. Hoy día el apellido De Frutos se registra sobre todo en Madrid y en las provincias de Segovia y de Valladolid, aunque se encuentra repartido por toda España.

Ante la Sala de los Hijosdalgo de las Reales Chancillerías de Granada y Valladolid probaron los apellidados Frutos, en varias ocasiones, su condición de Hidalgos. Así, ante la de Granada lo hicieron José Frutos de la Carrera, vecino de la villa de Tocina, en la provincia de Sevilla, en el año 1767, y los hermanos Gonzalo y Diego Francisco de Frutos Rojas, vecinos de Lora del Río, también en la provincia de Sevilla, entre los años 1681 y 1699. En el Archivo General Militar de Segovia se guardan, entre otros expedientes de oficiales de este apellido, los de: Bernardino Frutos, Infantería, año 1830; fue calificado como “Persona Honrada”;

Enrique Frutos Garcés, Infantería, año 1842, y Braulio de Frutos Castro, Infantería, año 1886. Armas.- El “Repertorio de Blasones de la Comunidad Hispánica” recoge, en primer lugar para Frutos o De Frutos: En gules, una cruz, de oro, con las puntas vueltas, acompañada en sus huecos, de cuatro veneras, de plata. Bordura de oro.

Linaje de origen gallego, del que hay que citar como su más destacado representante al célebre pintor don Diego Frutos, del que se conservan sus mejores obras en el Museo de Valladolid. El apellido se extendió por España y buena prueba de ello es don Francisco Frutos, nacido en Murcia y que fue consagrado obispo de aquella ciudad, pasando despues a ocupar la silla episcopal de Jaca y posteriormente la de Salamanca. En tiempos mucho más cercanos puede y debe citarse a don Luis Pascual Frutos, célebre autor dramático que escribió obras muy estimables, entre las que cabría destacar los textos de “Maruxa” y “Molinos de Viento”.


Armas: En campo de gules, una cruz de oro con las puntas vueltas, acompañada, en sus huecos, de cuatro veneras de plata con bordura de oro.