Tuvo este apellido su casa solar en Rosas. Muchos linajes de este apellido probaron su nobleza en las Órdenes de Santiago, Calatrava, Alcántara, Montesa, (corporaciones nacidas para luchar contra los moros, cooperando a la Reconquista, y asegurar el orden, protegiendo a los peregrinos y desvalidos), Carlos III y San Juan de Jerusalén (es una orden religiosa militar fundada en el siglo XI); numerosas veces en las Reales Chancillería de Valladolid y Granada, en la Real Compañía de Guardias Marinas y en la Real Audiencia de Oviedo. Los de Rosas traen por armas: En plata, un jabali de sable, pasante; el jefe de azur, con un creciente de plata montante y acompañado de dos rosas de cinco hojas, de oro. Otros traen: En oro, un águila de sable: partido de gules, con un grifo de oro coronado del mismo metal, y, sobre su cola, un medio grifo que sostiene una
flor de lis de azur. El estudio del escudo heráldico familiar nos "habla" de quienes formaron el origen de la familia D., pues esa era su función, la de manifestar a los demás sus elementos diferenciales, pues la inclusión del elemento jabali simboliza intrepidez y arrojo. El emperador Carlos V tomó como divisa el jabalí y las dos columnas de Hércules, a fin de mostrar que sus designos eran iguales a sus conquistas. Los esmaltes del arma de los D. pregonan los siguientes valores: la Plata corresponde al símbolo de la Luna, pureza, sinceridad, templanza, clemencia y amabilidad son las características espirituales de la familia, a las que hay que añadir otras como el afán de victoria y éxito y la elocuencia.
|