Apellido genuinamente canario y relativamente frecuente en nuestra sociedad (y no suficientemente considerado como tal a pesar de ser totalmente autóctono) como es el de Chinea, de la isla de La Gomera (entre otros isleños actuales como pueden ser Bencomo, Baute, Tacoronte, Taoro, Taño, Guanche, Oramas, de Ara, Tarife, Taima, Otazo, Mosegue, Guajique, Guillama, Morín, Samarín, Agüín, etcétera). Reúne aquel unas especiales circunstancias históricas y religiosas con las que a nuestro juicio está asociado, aparte del correspondiente análisis lingüístico.
Nuestro interés por este apellido radica, en primer lugar, en la absoluta certeza de que surge de raíces exclusivamente isleñas y por tanto no impuesto por los europeos a través del bautismo y, en segundo lugar, caracterizado por una clara endogamia al menos inicialmente desde el final de la conquista de la isla, sin perjuicio de posibles posteriores cruzamientos con los colonizadores en los siguientes siglos. Constatamos asímismo la particularidad de que, a pesar de que sus primigenios portadores isleños no se asocien directamente a menceyes, territorios, célebres guerreros o gentilicios (casos de Bencomo, Tacoronte, Doramas, Guanche, etécetera) este apellido autóctono fue igualmente respetado por los españoles y consiguió pervivir a través de los siglos, por las diversas circunstancias anteriormente aludidas y que expondremos a continuación.
El apellido Chinea se conserva casi en su totalidad en el Barrio del Guro, situado en el tramo medio del Barranco de Valle Gran Rey ("agrur" = "recinto donde se encierra el pequeño ganado", en dialecto kabilio de los At Mangellat, J. M. Dallet, 1982), idéntico en su radical con la voz pancanaria "goro" con las siguientes acepciones: a) "corral redondo de piedra". b) "círculo pequeño de piedra seca construído para encerrar una cría de cabra, oveja u otro animal. c) soco o refugio de pastores en mal tiempo (A. O´Shanahan, 1995:587). La tradición oral de la zona aún evoca el nombre ancestral de una princesa gomera llamada indistintamente "Echirea o Echinea", con una muy posible relación con el apellido. Creemos que pueda tratarse de un resto antroponímico de un pasado tiempo mítico que perduró en la memoria popular por algún hecho de cierta relevancia o por la propia función ritual de las maguadas, grupo religioso al que este personaje femenino pudo haber pertenecido. Es interesante la referencia inmediata a aquel desde el momento en que se quiere indagar sobre el origen del apellido Chinea.
Esta figura femenina representa en cierto modo el origen de un transmisión legendaria que no ha sido borrada del legado tradicional gomero, marcándolo profundamente y que incluso puede adquirir la categoría del linaje representado por una mujer, por ser la sociedad gomera de filiación uterina y herencia matrilineal (F. Pérez Saavedra, 1997:255).
El mismo autor señala más adelante (ibídem: 271) la leyenda de Aremoga, hija del Gran Rey y considerada como vidente femenina, "que habitaba en un Valle llamado de "El Gran Rey", la cual aconsejó a su padre el acatamiento a la gente extraña llegada a la isla porque eran enviados del cielo" (según información del viajero portugués G. Frutuoso). La tradición popular, por medio de una conocida endecha, señala el posterior nombre cristiano de esta joven noble isleña y que fue el de Ana Sánchez.
Si analizamos el antropónimo Aremoga observamos un claro paralelismo con el plural amazigh imawaden explicado más arriba, por medio del compuesto "ar imawaden"= "la de las doncellas o vírgenes" o "la que pertenece al grupo de maguadas": evolución: "ar imawaden <> arimaguaden <> aremogua(den) <> aremoga, por apócope final silábico y pérdida de una "u" en la posterior contracción castellanizante. Es muy posible que Echinea y Aremoga hubieran sido el mismo personaje femenino de linaje sagrado, emparentado con la realeza y al mismo tiempo con una clara función ritual.
De lo que se infiere que estas denominaciones fueran "nombretes" por los que era conocida la hija del Rey de Orone, como veremos a continuación con la traducción del apellido Chinea. Deriva este del sustantivo tuareg del Ahaggar "anea (pl: ineâten)= "canto poético, rítmico" (reiterativo) (Ch. Foucauld II, 1951), propio aún hoy en día entre las tribus bereberes norteafricanas y realizados en tiempos preislámicos exclusivamente por mujeres en ceremonias rituales de petición de lluvia o nupciales.
La voz gomera resulta del compuesto ti anea= "la de o las del canto poético o rítmico", en donde la partícula "ti" es el demostrativo autónomo femenino singular o plural con el significado "la de" o "las de" (M.Taifi, 1991). Por un proceso posterior de palatización en su evolución castellanizante el que la "t" se convierte en la típica "ch" canaria obtenemos: "ti anea <> chinea. Una vez establecida la etimología se aprecia claramente la traducción del ancestral nombre Echinea como una fórmulación de pertenencia al grupo religioso en cuestión a través de la preposición genitiva "n" = "de" ya vista en otros apartados de este trabajo: "n ti anea= "de las del canto" (pronunciar: enchinea <> echinea, por pérdida de la primera "n"), es decir, "la que pertenece al grupo de los cantos", lo que conectaría con el carácter sagrado de "vidente". Se constata pues la existencia de un grupo social femenino encargado específicamente a través de determinados cánticos que acompañaban los ya conocidos ritos precristianos también presentes en otras islas y que sin lugar a dudas eran llevados a cabo por las maguadas gomeras. A este respecto el autor A. Tejera (1996:129) nos dice que los cánticos en La Gomera no siempre formaban parte de ritos de muerte sino que "usaban de cantos para acompañar la celebración de fiestas y rituales de diversa índole" y aludiendo a las tristes endechas señala más abajo que eran "cantadas por las mujeres cuando morían sus seres queridos".
De la función específica atribuída a las féminas en relación a los cánticos, L. Torriani corrobora nuestra interpretación al referirse a las endechas como "lamentos mujeriles" (1978:202), aunque es muy probable que las "maguadas" gomeras extendieran dichos cantos rítmicos o acompasados a la esfera festiva y ritual, de forma análoga a como ocurre entre las poblaciones bereberes del norte de nuestro continente.
El vocablo Chinea lo encontramos igualmente en la topónimia de la isla representado en la Cañada de Chinea y la Cueva de Chinea, ambos dentro del término municipal de San Sebastián y muy próximos a la cueva de Guahedun (J. Abreu Galindo) ("wa aheddun" ="este lugar de lo cubierto, tapado, del mantón", en el Marruecos Central, M. Taifi, 1991, posiblemente y por extensión, debido a la particularidad de ser una cueva "tapada" o escondida por las características del terreno, en la concavidad de una peña y no divisada a simple vista) en la que se llevó a cabo el ajusticiamiento del Conde Hernán Peraza, el joven, a manos de Huatacuperche por haber roto el pacto de colactación y por sus amores prohibidos con la joven Iballa.
En relación al entorno de esta última cueva la tradición oral (según comunicación personal de Tanausú Rodriguez Moreno, de la Asociación Cultural "Tamusni") señala la existencia de otras cuevas cercanas en épocas pasadas, algunas de ellas ya desaparecidas por las obras de la carretera. Este dato explicaría la razón de la denominación de Chinea aplicada a una cueva y a una Cañada (hoy día Cañadas de Peraza) cercana a la Degollada de Peraza. Se trataría de un espacio habitacional formado por cuevas ocupadas por maguadas, grupo religioso dedicado al culto y al que pertenecería Iballa.
Asímismo, en la zona de Playa Santiago se atestigua por la tradición oral la Cañada de Chinea y por comunicación personal de Tanausú Rodriguez el Roque de Las Brujas, en Tapahuga, a unos dos kilómetros de aquella cañada. La actual romería que aún se celebra en estos lugares en la actualidad confirma la existencia en tiempos precoloniales de la maguadas gomeras, evidente signo del proceso cristianizador posterior a la conquista europea.
Por otra parte, en la isla de Fuerteventura se atestigua Tinea (B. Alfonso I, 1991:365), región en Casillas del Angel y montaña en Pájara, muy probablemente sendos enclaves rituales de las maguadas majoreras en relación a la petición del "anzar" (lluvia), aunque desconocemos su ubicación concreta. En relación con el enclave montañoso de Pájara no es descabellado vincularlo al entorno de la Gran Montaña (704 m.) próximo al Risco de las Peñas donde hoy se erige la Ermita de Nª Sra. de la Peña, evidente sincretismo cristianizador de las creencias de los antiguos isleños.
Para finalizar, indiquemos los resultados de un estudio estadístico recogido por el INE a nivel estatal (Censo electoral a 1-1-1993) y publicado por la prensa canaria en el que se recogen los diversos apellidos. El apellido Chinea figura en una lista de apellidos con una frecuencia superior al uno por mil en Canarias e inexistentes en España. Dicho apellido figura con una frecuencia de 1,32 % 0, entre otros, citados a título orientativo, como Artiles (2,15 % 0), Betancor (3,16 % 0), Betancort (1,22 % 0), Bethencourt (1,36 % 0), Curbelo (1,70 % 0), Dorta (3,14 % 0), Montesdeoca (2,52 % 0), Negrín (1,82 % 0), Socorro (1,18 % 0), Fumero (1,06 % 0), Ravelo (1,09 % 0), Arbelo (1,25 % 0), Darias (1,61 % 0), Fleitas (1,04 % 0), Mederos (1,04 % 0 ), Valido (1,09 % 0), Arencibia (1,24 % 0). Muy probablemente, la pervivencia actual del conocido apellido Chinea, como otros autóctonos canarios, tiene relación con el linaje real isleño y con la influyente comunidad religiosa de los primeros gomeros sincretizada trás la conquista europea, como hemos podido comprobar en este trabajo.
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