Apellido, relativamente frecuente y repartido por España, si bien se registra, sobre todo, en Madrid y Sevilla, siendo notable su presencia en Barcelona, Cáceres y Ciudad Real. Procede de apodos relacionados con el sustantivo castellano –carrero, “carretero”, o bien del gallego-portugués –carreiro-, con el mismo significado, es decir, “hombre que tiene por oficio fabricar, reparar o conducir carros”. Hubo, por tanto, distintas familias Carrero, no emparentadas entre sí. Ante la Real Chancillería de Granada probaron su hidalguía Juan Carrero, vecino de Villarrobledo (Albacete), en 1554, y Juan Carrero Yepes, vecino de Cardenete (Cuenca), en 1791. Pedro García Carrero, doctor en medicina, prestó sus servicios al rey don Felipe II, y fue profesor de la universidad de Alcalá de Henares.
Nacido en Ocaña (Toledo), el padre Francisco Carrero fue un destacado miembro de la Orden de Predicadores y misionero en Filipinas, donde, en 1643, era Procurador General de la Provincia; dejó escritas varias interesantes obras de carácter religioso. En Noya (Coruña) nació el pintor Jenaro Carrero Fernández, que fue destacado discípulo de Sorolla. En el libro "La Blanca de la Carne de Sevilla", aparece inscrito don Alonso Carrero González, en 1830, que fue contador de las Reales Fábricas de Tabacos y Secretario honorario de Su Majestad.
Armas.- El “Repertorio de Blasones de la Comunidad Hispánica” recoge para Carrero: En oro, tres trompetas de azur cordadas de gules, puestas dos y una.
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