Apellido de origen toponímico, relativamente frecuente y repartido por España, con notables asientos en Madrid, Extremadura, Castilla-León, Castilla-La Mancha, Barcelona, Alicante y Andalucía. Procede de aquellos lugares que se llaman Casillas, cuyo nombre tomaron los progenitores de las familias hoy así apellidadas. Hubo, por ello, distintas casas solares y familias Casillas, no emparentadas entre sí, algunas de las cuales lo fueron de reconocida nobleza.
El topónimo Casillas procede del plural de la voz castellana –casilla-, que designó todo tipo de cabañas o albergues de campo. Ante la Real Chancillería de Valladolid probó su nobleza, en 1752, Pedro Casillas Gadíñez, vecino de Coria (Cáceres). Y ante la Real Chancillería de Granada lo hicieron Mateo y Antonio Casillas, vecinos de Sevilla y Espartinas, en 1779; José, Pedro y Mateo Casillas, vecinos de Zahara y Espartinas, en 1777, y Mateo Casillas Pedrique, vecino de Espartinas, en 1779. Fray Tomás Casillas, natural de Coria (Cáceres), fraile dominico Superior del Convento de San Esteban de Salamanca, en 1529, cuando fue destinado al Nuevo Mundo con Fray Bartolomé de las Casas, catequizó a los indios a quienes defendió con entusiasmo, siendo nombrado Obispo de Chiapa en 1552. Luis Casillas, vecino de Burguillo del Cerro (Badajoz), fue empadronado como Noble en el Padrón de la Audiencia de Cáceres, en 1829.
Armas.- El “Repertorio de Blasones de la Comunidad Hispánica” recoge para Casillas: En oro, una cruz de Santiago, de gules.
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