Apellido poco frecuente y bastante repartido por España, hallándose sus principales asientos en las provincias de Zamora (Porto, Zamora, Benavente, Toro, etc.), Valladolid (Torrelobatón, Valladolid, Bobadilla del Campo, etc.), y Vizcaya (Bilbao, Santurtzi, S. Vicente Baracaldo, etc.), siendo menor su presencia en Madrid (Fuenlabrada, Madrid, Getafe, etc.), Sevilla (Sevilla, Dos Hermanas, Campana, etc.), Alicante (Almoradi, Altea, etc.) Ourense (Seoane, Xoares, Larouco, etc.), Barcelona, etc. Según escribe Gutierre Tibón en su “Diccionario Etimológico Comparado de Apellidos Españoles, Hispanoamericanos y Filipinos”, el apellido Bruña es la forma femenina del también apellido Bruño, del latín –pruneum-, que significa: “ciruela endrina que se coge en el norte de España”. Los principales tratadistas omiten el origen de este apellido, puesto que no parece estar esclarecida aún la ubicación de sus más primitivos solares, si bien su radicación geográfica actual indica que, con toda probabilidad, es de origen implantado en la actual provincia de Zamora, donde se encuentra cerca del 20 por ciento de las familias Bruña. En el “Archivo General Militar de Segovia” se guardan los expedientes de los oficiales: Cayetano Bruña, Carabinero, 1812, y Francisco Bruña Sánchez, Infantería, 1876.

Armas.- El “Repertorio de Blasones de la Comunidad Hispánica” recoge para el apellido Bruña, las siguientes armas: En sinople, una muralla, de oro, almenada mazonada, de sable.

Por referencias de historiadores de la época y otras averiguadas por Araldis en los archivos registrales de ciudades y otros privados, podríamos afirmar, pero no asegurar, que este escudo u otro muy similar a él, apareció inicialmente desde el siglo XI al XIV, particularmente en el asalto al Alcazar de Córdoba el 29 de Junio de 1236, como culminación de la campaña que había comenzado por unas algaradas fronterizas y terminaron con la campaña de D. Fernando, rey de Castilla y llamado el Santo. Las referencias de esta familia parecen precisarse con más frecuencia desde el siglo XV al XIX en especial los hechos de la celebración de las fiestas y justas que se celebraron en Madrid con motivo de la venida de D. Carlos, príncipe de Gales, hijo de Jacobo I, en tiempos de Felipe IV. Todo ello parece coincidir con la memoria familiar de algunos de los miembros de la rama de la familia Bruna.