Entre las más antiguas familias establecidas en Canarias, que tienen un origen realmente histórico y noble, destaca sin duda alguna, la familia B. oriunda de Francia, en cuyo país se conociá desde ocho siglos antes. Juan de B., famoso Barón normando que inicia la historia de la incorporación de Archipiélago a la Corona de Castilla, como Señor feudatario de las Canarias en el reinado de Don Enrique III de Castilla, además del Señorío de su apellido en Sigy, ostentó los de Grainville la Teinturiére, de Saint Sère, de Lincourt, de Riville, del Grand Quesnay y de Huqueleu, así como la Baronía de Saint Martin la Gaillard. Murió sin hijs, por lo que la rama normanda de su linaje la continúa su hermano Renaud, cuya descendencia por varonía de extinguirse a mediados del siglo XVII y por un primo suyo, también llamado Renaud de B. Pero realmente la perpetuación del apellido B. en Canarias y Madeira, viene a través de Maciot de B., Señor de la isla de Lanzarote y pariente cercano al Conquistador. Si bien la costumbre de anteponer el apellido materno, ha sido uno de los motivos de que este apellido se haya extendido tanto en el Archipiélago como en América, particularmente en los países de emigración canaria. Maciot II de B., vecino de Lanzarote pasó a Gran Canaria en 1478, una vez conquistada la isla, de la que fue Regidor. Se estableció en la villa de Gáldar, casando con Doña Luisa Guanarteme, prima segunda de Doña Catalina Guanarteme, heredera del Trono de Gáldar.
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