Este apellido es muy extendido en la penísula con numerosas casas solariegas. Por referencias de historiadores de la época y otras averiguadas por Araldis en los archivos registrales de ciudades y otros privados, podríamos afirmar, pero no asegurar, que este escudo u otro muy similar a él, apareció inicialmente desde el siglo XI al XIV, particularmente en la comitiva que acompañaba a los emisarios catalanes de Ramón Berenguer III en las entrevistas de sus aliados imperiales de Federico Barbarroja y de la República de Génova en los pactos contra la República de Pisa en 1.150 a 1.155 que luego fué aliada incondicional. Las referencias de esta familia parecen precisarse con más frecuencia desde el siglo XV al XIX en especial los hechos de la lucha contra la dinastía Napoleónica y la reconstrucción industrial del siglo XIX en Cataluña. Todo ello parece coincidir con la memoria familiar de algunos de los miembros de la rama de la familia Balber. El estudio del escudo heráldico familiar nos "habla" de quienes formaron el origen de la familia B., pues esa era su función, la de manifestar a los demás sus elementos diferenciales, pues la inclusión del elemento torre significa que la nobleza es sólida y antigua, pues solamente los muy ricos podían costearse su construcción. Los esmaltes del arma de los B. pregonan los siguientes valores: el Azur corresponde al símbolo del agua, de la continuidad de la vida, es un color de nobleza, belleza, castidad y fidelidad, además otras virtudes caracterizaban a la familia, tales como la abundancia económica, la perseverancia, la suerte, la fama y el afán de victoria.
En azur, una torre, de oro, sumada de un guerrero de plata, con una espada en su diestra.
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