Los historiadores Alonso de Espinosa, Leonardo Torriani y Juan de Abreu Galindo coinciden aproximadamente al indicar el nombre de este mencey. Estos eran: Atguaxoña (Espinosa), Aguassona (Torriani) o Atquaxona (Abreu) de Abona.
A la muerte de Sunta le sucede su hijo Tinerfe, apodado el Grande, tras cuya muerte sus nueve hijos se dividieron la isla en otros tantos reinos. Los nueve hijos del último mencey único de la isla fueron: Acaymo, ATGUAXOÑA, Atbitocazpe, Betzenuhya, Caconaimo, Chincanairo, Tegueste, Rumen y Benecharo. Los descendientes de estos menceyes eran los que gobernaban la isla en tiempos de la conquista, y sus nombres eran Añaterve, Adjoña, Pelinor, Bencomo, Romen, Pelicar, Tegueste, Acaimo y Beneharo.
La onomástica de los menceyes ha sido muy controvertida en la historiografía canaria. Los primeros en tratar sobre la historia de Tenerife, como los frailes Alonso de Espinosa y Juan de Abreu Galindo o el ingeniero Leonardo Torriani, decían que en su época —entre 1590 y 1630— sólo perduraban en la memoria de los descendientes de los guanches los nombres de los primeros menceyes de Abona (ATGUAXOÑA), Adeje (Atbitocazpe), Güímar (Acaymo) y Taoro (Betzenuhya).
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