Apellido castellano de origen patronímico, muy poco frecuente y repartido por España (antiguamente también escrito Acasio), procedente del nombre de bautismo castellano Acacio, derivado, según señala el filólogo Gutierre Tibón en su “Diccionario etimológico comparado de apellidos españoles, hispanoamericanos y filipinos”, del griego –Akákios, de -kakos-, “malvado”, que con la partícula privativa –a-, se convierte en -a-kákos-, es decir, “no malo”, “sin malicia”, “bueno”.
El nombre Acacio fue el sobrenombre de Hermes, perenne protector de la Humanidad. Tienen los Acacio sus principales asientos en Almería, Madrid y Barcelona, siendo notable su presencia en Albacete, Valencia y Cáceres, y menor en Málaga, Cuenca, Murcia, Sevilla, Jaén, Cádiz, Ciudad Real, Lugo y Pontevedra, entre otras Comunidades y provincias. De una antigua casa que hubo en la villa de Brihüega (Guadalajara) descendió Juan Acacio quien probó su nobleza ante el Tribunal de la Santa Inquisición de Toledo, en 1583, para pasar a Indias. En el “Archivo General Militar de Segovia” se guardan los expedientes de los siguientes oficiales de este apellido: Gabriel Acacio y Torrente, Administración Militar, año 1854; Fernando Acacio y Vera, sin Arma, año 1704; Pelegrín Acasio Bea, Infantería, año 1841, y Domingo Acasio Cambronero, Infantería, año 1844.
Armas.- El “Repertorio de Blasones de la Comunidad Hispánica”, tomo letras A-CH recoge para Acacio: En campo de azur, una alabarda, de oro.
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