Los inmigrantes portugueses que huyeron de la Primera Guerra Mundial llegaron a América del Sur, donde sufrieron una vez más al ser registrados civilmente con el apellido De La Costa, Lacosta, La Costa y Costa, y ser desposeídos de su verdadera raíz Dacosta, tal como le sucedió a mi abuelo paterno Juan Dacosta, que llegado a Argentina fue registrado como Juan De La Costa.
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